Nacida y criada en Buenos Aires, María Celeste Linardi comenzó a interesarse por el arte desde muy temprana edad. Estudió la tradición clásica en un instituto local. Más tarde, aprendió a trabajar la pintura acrílica en el taller de Marcos Borio. En 1999, María Celeste se mudó a Estados Unidos.
En esta pintura pretendo expresar el intento de la naturaleza de ser escuchada pero que es ignorada. Elegí intencionalmente un protagonista simbólico en forma de buzón para representar la comunicación, ubicado en un paisaje que invita a la reflexión. Visualizo que este mensaje nos ayudará a comprender que somos uno con la naturaleza y, por lo tanto, a compartir su vulnerabilidad. Mi objetivo es traer paz y esperanza, recordando que todos estamos conectados.
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