WHEN I STOP THINKING

DELPHINE BLANCHARD

Solemos asociar el origen del collage con las vanguardias artísticas del siglo XX. Sin embargo, podemos ubicar los primeros en China, hace unos dos mil años. Aún se conservan collages del siglo XII, de origen Japonés, en los cuales con papeles rasgados de diferentes colores se decoraban manuscritos. Un siglo más tarde, en Persia se utilizó esta técnica para decorar las cubiertas de los libros. En el siglo XVII los artesanos difundieron la técnica creando cuadros de pequeño formato y postales que representaban siluetas de músicos, escritores, personajes de la sociedad, para ocasiones especiales.


Es cierto que el término “collage” provine del francés “coller” (pegar) y se difundió a principios del siglo xx con los papiers collés de los cubistas. Picasso, Gris y Braque comenzaron a incorporar en sus obras trozos de papel, maderas, etiquetas, papel de diarios y telas, con colores planos, para aumentar los efectos de textura y romper con la composición tradicional.


Este año se cumplen 100 años del manifiesto surrealista. El collage, como técnica artística, ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de esta vanguardia, un movimiento que surgió en el siglo XX como respuesta a las restricciones del pensamiento racional y la realidad objetiva. El surrealismo, liderado por figuras como André Breton, buscó explorar lo inconsciente, lo irracional y lo onírico, y el collage se convirtió en una herramienta clave para materializar estas exploraciones.


En su esencia, el collage implica la yuxtaposición de elementos dispares—recortes de revistas, periódicos, fotografías, y otros materiales—para crear una nueva composición visual. Esta técnica permite la ruptura de las convenciones narrativas y visuales, generando nuevas asociaciones de ideas que desafían la lógica tradicional. El resultado es una obra que parece nacer directamente del subconsciente, un reflejo de los sueños y deseos ocultos.


Delphine Blanchard en las obras que forman parte de esta muestra utiliza la técnica para desarrollar su propio lenguaje surrealista, donde los objetos cotidianos se transformaban en algo inquietante y enigmático. Sus collages juegan con la noción de lo fragmentario, un concepto que resuena con la idea de que la realidad misma está compuesta por fragmentos de experiencias, memorias y sueños. Esta fragmentación permite a la artista suiza (así como a los surrealistas) explorar la multiplicidad del significado y la naturaleza paradójica de la existencia humana.


El collage no es solo una técnica artística: es un medio para desentrañar y reimaginar el tejido de la realidad. A través de la combinación de elementos heterogéneos, la artista logra abrir portales, invitando al espectador a cuestionar su percepción del mundo y a sumergirse en el vasto territorio de lo inconsciente. Compartimos la muestra “When I stop thinking” de Delphine Blanchard, como un homenaje a los surrealistas en su centenario.



Verónica Parselis
Curadora

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