LA PLAGA

STATEMENT DE LA ARTISTA VIOLETA VOLLMER

(versión en inglés)

La Plaga I-III (1000 + 1 Project)

La Plaga I

He venido trabajando en las metáforas de animales y su sentido antropomórfico desde el terreno visual por mucho tiempo (encarnado en los monos como en Informe para una academia de Kafka, de 2015; en los tiburones, inspirada en Si los tiburones fueran hombres de Bertolt Brecht, de 2016). En 2017 me centré en el concepto de inteligencia de enjambre de los animales e insectos, “plagándome” a mí misma para completar una serie gráfica de 11 folios dedicada a las trabajadoras hormigas, cada una dibujada a mano, representando los aproximadamente 28.000 artistas en Berlín y Brandeburgo para quienes es difícil encontrar el reconocimiento suficiente para poder vivir de su arte. En 2019, mientras leía en el diario sobre el comportamiento de los inversores financieros y los fondos de cobertura para viviendas en Berlín, me encontré con el llamado debate sobre la langosta ("Heuschreckendebatte") de 2005 y la disputa entre el Sr. Müntefering (SPD) y el profesor Wolffsohn, así como un anuncio de Thyssenkrupp que decía: “[...] para evitar que un enjambre de langostas [inversores financieros como fondos de cobertura] desciendan sobre una empresa y la eliminen”.


Fascinada por el potencial, igualmente productivo y destructivo, de los saltamontes en la economía utilicé mis fotos de langostas del desierto de mis años en Namibia (2008-2010) para lidiar gráfica y estéticamente con la belleza del horror de estos insectos, que ponen en peligro el suministro de alimentos de África y Asia. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, un pequeño enjambre de aproximadamente un kilómetro cuadrado puede potencialmente destruir el recurso alimentario básico de 35.000 personas en unos días. Exactamente eso sucedió en febrero de 2020, cuando enormes enjambres de langostas del desierto invadieron los estados de África Oriental atacando y depredando los medios de vida de millones de pequeños agricultores. Todo eso coincidió cronológicamente con el inicio de la pandemia de COVID-19, y las imágenes apocalípticas del hospital de Bérgamo se fusionaron repentinamente con imágenes de los campos devastados en Kenia.


La fuerza de la pandemia de COVID-19 y los cierres en todo el mundo me han dado la sensación camusiana de estar a merced de los demás y la amenaza de una plaga insidiosa frente a la puerta de mi casa. Preparando esta exposición pensé que el título “Plaga” podría ser adecuado para conectar al espectador conmigo y con mis obras de arte. Una experiencia que podría percibirse con todos los sentidos y al mismo tiempo dar lugar a una reflexión duradera sobre lo que es una plaga. Todavía bajo la impresión del crecimiento exponencial del enjambre de langostas del desierto, que se ha extendido desde África Oriental a Pakistán e India, y luego influenciada por el crecimiento exponencial de casos de coronavirus antes de los cierres, decidí completar el proyecto de la serie gráfica 1000+ 1. Así nació la idea y la lista de materiales para el proyecto daba una perspectiva sobre el alcance de una plaga en sí misma:


La producción de los objetos también hizo necesario fotografiar los gráficos para la producción de la plantilla de impresión, así como el posterior corte, desplegado, cosido y ensamblado de los lados superior e inferior de las cajas y su relleno con los chocolates artesanales. En total, me tomó seis días de trabajo monótono, una plaga para mí. Tenía la intención de crear sentimientos agridulces. Esperaba que el visitante disfrutara de la dulce sensación de mi trozo de chocolate artesanal mientras se encontraba en una especie de conflicto cognitivo al ser estimulado visualmente por la evocación de plagas que ponen en peligro los cimientos de nuestras vidas. Idealmente, los visitantes se sentirían igualmente estimulados a pensar en cosas que la raza humana puede hacer para remediar, o mejor aún, prevenir tales situaciones en el futuro.



La Plaga II

A partir de haber visto mi serie gráfica "La Plaga" en la Heike Arndt Dk Gallery de Berlín, otro galerista berlinés, Tom Albrecht, de la GG3 Group Global 3000 Gallery me invitó a participar en una exposición bajo el título "Corona y Crisis climática". Esta galería se ha comprometido con un concepto integral de sostenibilidad en todos los sectores del arte.


Fui invitada por la galería para producir una obra de arte bajo criterios estrictos de sostenibilidad, y, en lugar de ofrecer mis objetos de arte ya existentes, se me ocurrió que sería interesante crear arte nuevo reciclando los restos de mi última exposición (“La Plaga I ”) generando nuevas obras de arte que conformen la serie “La Plaga II ”. Los restos sobre los que trabajé fueron 600 volantes sobrantes de la exposición “La Plaga I” con la figura de mi langosta del desierto dibujada a mano y un texto informativo en forma de postales impresas a doble cara en el formato de 10 x 20 cm.


Inicié el proyecto “La plaga II" recortando alrededor de 400 langostas del desierto de los volantes recientes y los reciclé en tres nuevos objetos de arte tridimensionales bajo el título "La Plaga II - 1", "La Plaga II - 2", “La Plaga II - 3” usando la técnica del collage. De este modo, las impresiones individuales de las langostas del desierto dibujadas a mano podían organizarse intencionalmente para formar una serie de tres objetos de arte tridimensionales, de 70 x 100 cm cada uno, que representan 3 etapas diferentes del movimiento de un enjambre de langostas en el desierto; reflejando, así, el doble efecto simultáneo del horror mortal y la máxima fascinación, que es uno de los impactos de la verdadera plaga de langostas del desierto. Esta plaga, que se extendió desde Kenia a través de Jemen y la Península Arábiga hacia Pakistán, golpeó con fuerza a los más pobres en 2020, coincidiendo con la plaga mundial de la pandemia COVID-19.



La Plaga III (instalación y video)
(1000 + 1 / 1000+ n; me plago a mí misma / inclinada por la monotonía me elevo por encima de él)

Los años 2020 y 2021 estuvieron, y siguen estando, dominados por dos crisis simultáneas causadas por plagas naturales, que a nivel mundial se experimentan como potencialmente mortales: la pandemia de COVID-19 y las múltiples plagas de langostas del desierto que se extienden por África y Asia. La humanidad percibe estas plagas con el sentimiento camusiano de estar a merced de otros mientras está expuesta y existencialmente amenazada a nivel mundial. Todo esto, mientras los científicos proclaman la era del Antropoceno, una época en la historia de la humanidad en la que nuestra especie se ha convertido en el factor más decisivo que está determinando el destino, el futuro y la sostenibilidad general de nuestro planeta azul. Ambas plagas contienen el peligro de un crecimiento exponencial de su potencial amenaza y riesgo. Esta experiencia es similar al atractivo miedo que experimentamos al ver películas de terror. Las consecuencias destructoras de la existencia de ambas plagas son accesibles a la percepción visual, pero solo la forma en que actúan los enjambres de langostas del desierto es visible a simple vista. De este modo, en el metanivel de mi instalación, se presentan como símbolo de la experiencia de lidiar con las plagas que afectan en general, al colectivo humano.


Un pequeño enjambre de langostas del desierto que cubre un kilómetro cuadrado puede, según la FAO, erradicar una cantidad de maíz, que corresponde al consumo de este alimento básico por 35.000 seres humanos diariamente. Una langosta del desierto devora el equivalente de su propio peso corporal por día.


En todas y cada una de las 1300 cajas de cartón de mi instalación hay visibles 5 copias de langostas del desierto dibujadas a mano, que se originan en las 11 hojas de mi serie gráfica “La plaga I”. Para cada una de estas 5 langostas del desierto en las cajas pequeñas, hay 20 granos de maíz contados a mano, lo que equivale a una cantidad de 100 granos de maíz por cubo. Mi propia manera de experimentar el amargo impacto de una plaga fue contar manualmente 130.000 piezas de maíz dulce.


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