Esta muestra es una invitación a un viaje, a despegar, a desviarse sin rumbo, a adentrarse en lo desconocido. El conjunto de obras se apropia del nombre “Nostromo” perteneciente, tanto a la nave espacial de la película Alien de Ridley Scott (1979), como a la novela homónima de Joseph Conrad (1904). En aquellas obras se narra una transformación, una aventura existencial que se experimenta en el viaje, en enfrentar lo inexplorado, en la afirmación de lo subjetivo frente a la inmensidad del espacio o a la vastedad del mar. Olivero parece continuar esa aventura sumergiéndonos en atmósferas nebulosas y paisajes líquidos para dejar entrever las emociones e intensidades de un camino existencial ya recorrido.
En esta selección, el artista utiliza una técnica original pero milenaria: el “marouflage”. Se trata de un proceso mediante el cual una obra de arte en papel se transfiere a un soporte rígido, inicialmente con la finalidad de preservar su existencia. En la historia, esta técnica se ha utilizado para la restauración y es frecuente encontrarla en el arte chino. Pero el código que usa el artista es a la vez extremadamente contemporáneo: una depuración progresiva de la figura para que el color y lo abstracto emerjan como síntesis. Reminiscencia de elementos químicos, fusiones etéreas, composiciones rocosas. Manchas irregulares, sugerencias del vacío, iluminaciones variables de apariencia difusa. El color negro invade (¿La materia oscura de las galaxias?) pero vuelve a imponerse lo rítmico de la vida a través de la intensidad cromática. Hay una sinfonía cósmica que el artista capta en fragmentos. Tal vez allí se filtra su musicalidad: ilustrar la concordancia del todo a través de sus partes.
Verónica Parselis
Curadora
VOLVER