Sueños sin rumbo
en páramos quemados
la voz del viento
(Haiku de Onitsura)
Esta serie de Agustín Galickas propone la inmersión en paisajes que -a través de técnicas digitales- nos envuelven en recortes, superposiciones y perspectivas imprevistas. El mismo artista nos comparte su búsqueda: una “re-interpretación de registros digitales mediante la exploración de la intervención digital, la deformación, la convergencia, la divergencia, el azar de los cortes hechos por computadora, buscando exponer, romper, resaltar y crear todo lo oculto en ellas. Un lenguaje RAW, digital, crudo, torpe, sensible que no busca la sutileza ni la perfección, ni la simulación para crear algo que asemeja a la realidad”.
La serie cuestiona la idea del arte como mímesis de lo real, pero también la concepción del paisaje, tradicionalmente concebido como “ventana” y representación del mundo. En este sentido, este grupo de obras podría incluirse dentro del renovado interés contemporáneo por los estudios del paisaje pero asociado –ahora- a conceptos diversos como performance, afecto, flujo, acción, práctica, proceso, memoria.
En Digital Landscapes la exterioridad crece; el movimiento y la fragmentación rítmica impiden una racionalización clara de lo percibido. El resultado es un paisaje, pero inasible, asistemático e incontrolable.
Dice Galickas: “La realidad es una masa amorfa que muta al ritmo de nuestras experiencias personales.” Con llamativa certeza el artista rompe con el paradigma cognitivo del arte y con cualquier valor de verosimilitud o de imitación tradicionalmente asociado al “paisaje”. La práctica artística se convierte así, en “una potencia estética del sentir” (Guattari). Se trata de la autoafirmación de la subjetividad creadora donde converge la preeminencia del proceso por sobre el resultado (intencionalmente imperfecto).
Los estratos de paisajes fragmentarios se fusionan, recortan y colonizan entre sí. Se trata de un código que reemplaza la función imitativa por la exploración del medio digital como vehículo de abstracción y movimiento. Sin embargo, el espacio natural aparece como referente común a toda la Serie, aunque intervenido y depurado a través de un nuevo entorno. El medio digital es complejo: puede ser material, soporte y objeto artístico simultáneamente.
Es indudable que estas obras llaman la atención sobre nuestra relación destructiva con el medio ambiente, aunque no parece ser la intención explícita de Galickas. Su representación del dinamismo de la naturaleza y la aparición -en muchas de estas obras- de un elemento antropocéntrico (como las esculturas clásicas distorsionadas) pueden ser interpretadas como metáfora de la fragilidad del mundo natural y de la crisis del paradigma de dominio.
Como dice Timothy Morton: “Esta es una época trascendental en la que logramos lo que a veces se ha llamado conciencia ecológica. La conciencia ecológica es un sentido detallado y creciente, en la ciencia y fuera de ella, de las innumerables interrelaciones entre las formas de vida, y entre lo vivo y lo no vivo.” En Digital Landscapes se expresa el espíritu de nuestra época: la preocupación ecológica, el excesivo intervencionismo humano y la cuestionable escisión entre naturaleza y cultura.
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